Cortes de pelo horribles: Esto pasa por no ir a un peluquero

Manuel GarManuel G | 22 Mayo 2020

Si hay algo sobre lo que no cabe discusión alguna es que un corte de pelo horrible siempre llama la atención. Es imposible salir a la calle con un corte de pelo espantoso y no ser el centro de todas las miradas.

Desgraciadamente no es ese el tipo de atención que nadie busca. Un mal corte de pelo suele ser objeto de comentarios y burlas, aunque cuando hablamos de un mal corte de pelo no lo hacemos de un corte de pelo que haya sido realizado con poca pericia, sino aquel que, con pleno conocimiento y consentimiento de su propietario, se ha llevado a cabo con la intención de “ser original”.

También está el caso de quien juega a ser peluquero de sus amistades y aprovechándose de su buena fe les susurra al oído “Tú confía en mí, te voy a hacer un corte de pelo que no olvidarás”. ¡Y tanto que no! Porque algunos de esos estrafalarios cortes de pelos parecen sacados de la peor de tus pesadillas.

Trenzas en los lugares más insospechados, figuras dibujadas en el pelo con más o menos acierto, o autopistas en pleno cráneo como resultado de un uso impenitente y cruel de la máquina son algunos de los cortes de pelo que perpetran estos aprendices de peluquero a los pobres incautos que se atreven a otorgarles su confianza.

Si en cualquier especialidad siempre es buena idea ponerse en manos de un profesional, en lo que se refiere a tu cabello, no debes dudarlo ni un segundo. Dejar tu corte de pelo en manos de un amateur con pretensiones puede traerte terribles consecuencias.

De todas formas, si algo resulta difícil de entender no es que alguien en un acto de ingenuidad deje que otro le realice un destrozo capilar, sino el caso de aquellos que además lo lucen con orgullo.

Basta con darse una vuelta por internet para encontrar fotos de individuos que, después de ser objeto de alguno de estos crímenes contra el buen gusto, además han tenido el valor de fotografiarse y colgarlo en la red para que el resto del mundo pueda constatar su falta de criterio.

La vida está llena de misterios, y uno de los que tardaremos mucho en descifrar es qué ronda en la cabeza de estas personas para dejarse hacer semejantes atentados contra la vista y además exhibirlos como si fuesen un trofeo.

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