Al principio de una relación, no hay que esforzarse para mantener el vínculo fuerte y la pasión viva. Todo parece fácil y agradable. Sin embargo, con el paso del tiempo, es habitual que la relación acabe dejando de ser prioritaria y que se necesite un mayor compromiso personal de cada uno de los cónyuges para que pueda seguir desarrollándose y no se agraven las crisis, que son consecuencia de la rutina.
Cuando tomamos decisiones, aceptamos el reto de actuar según nuestros propósitos, reflexionados y madurados a partir de la reflexión sobre nuestra vida y nuestros objetivos. Echa un vistazo a estas seis decisiones que pueden marcar la diferencia en tu matrimonio:
Haz de tu matrimonio una prioridad
Fortalecer tu unión requerirá que comprometas tu tiempo y energía. Así que el primer paso es convertir en una prioridad el esfuerzo por mejorar tu relación. Si esta persona es realmente importante para ti, supera las heridas, desalienta el orgullo que te limita y replantea las actividades en las que inviertes tu tiempo.
Acentuar lo positivo
Todas las personas tienen puntos positivos y tú los habrás visto en tu pareja, sobre todo si en algún momento de tu vida decidiste comprometerte con ella para siempre. ¿Qué te ha llamado la atención de esta persona? ¿Qué es lo que sigue despertando tu admiración? Destaca en tu vida diaria las cualidades de tu cónyuge, y trabaja en las tuyas.
Diálogo
Las personas cambian con el tiempo, por lo que una relación nunca es estática. En este sentido, es fundamental no dejar nunca de lado el diálogo, para que las nuevas dimensiones que uno y otro descubriréis en vuestra vida se ofrezcan también como parte de la vida del otro. Sin comunicación, los cambios de cada uno de los cónyuges os convertirán en dos extraños.
Estar juntos
Estar presente es importante, pero estar juntos es más que eso. Se trata de involucrarse en la vida del otro, escuchar, comprender y compartir planes y actividades juntos. Planea pasar tiempo de calidad juntos, realizando alguna actividad agradable para ambos o, simplemente, disfrutando el uno del otro en algún lugar especial.
Comunicar con calidez
A menudo, el fin de una relación comienza con pequeños gestos de descortesía e indiferencia: el tono de voz, la actitud frente al otro, la falta de contacto visual. Aprende a comunicarte de forma pacífica y afectuosa. Las exigencias y la agresividad no sirven para nada. Haz que tu amor llegue a tu cónyuge a través del tono de voz, la mirada, el tacto y la ayuda mutua.
Perdona de verdad
El perdón es fundamental para las relaciones sanas, porque nunca hacemos todo bien todo el tiempo. En algún momento cometerás errores y con tu cónyuge no será diferente. Las pequeñas y continuas heridas hacen mucho daño en la vida. Supera tus propios defectos y los de tu pareja, dando prioridad a vuestra unión, en lugar de querer demostrar siempre que eres tú quien tiene la razón.
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