Alimentos buenos y recomedamos para sobrellevar la menopausia
Manuel G | 17 Julio 2022

Esta etapa comprendida entre los 40 y los 65 años de las mujeres se trata de una etapa fisiológica más.
La alimentación es, sin duda, un pilar básico para lograr que las mujeres no se vean alteradas de una forma agresiva ni emocional ni físicamente en esta fase biológica natural (que al final todas las mujeres tendrán).
Alimentos que nos ayudan a sobrellevar la menopausia
La buena alimentación de estos años debe ir encaminada a lograr que la mujer no aumente de peso (puesto que cuando no hay estrógenos se produce una redistribución de la grasa, que tiende a concentrarse en el abdomen y puede, incluso, ser perjudicial para el corazón), a estar bien alimentada y cuidar especialmente algunos sistemas orgánicos -como por ejemplo la piel, la vista, los riñones o los huesos- y, finalmente, que contribuya a disminuir algunas molestias que pueden presentarse.
- Calcio. Además de los lácteos y los pescados con espinas, conviene tomar espinacas, coles, berros, brócoli y acelgas.
- Vitamina D. Es necesaria para que el cuerpo asimile el calcio que irá a los huesos. Toma pescados, lácteos desnatados y también setas.
- Frutas y verduras frescas. Son un estupenda manera de obtener de forma natural los antioxidantes y sustancias bioactivas que dan salud al organismo. Si tomas las de color amarillo y naranja (zanahoria, calabaza, papaya, etcétera) lograrás que tu piel se mantenga bien hidratada durante más tiempo y que, por tanto, no aparezcan las arrugas tan fácilmente.
- Alimentos ricos en hierro. En la primera etapa de la menopausia, y hasta que desaparece por completo la menstruación (que suele ocurrir al año), puede haber reglas muy abundantes y continuas. Debido a eso, es posible que se produzca una pérdida de hierro. En ocasiones será preciso tomar un suplemento alimenticio, pero en otras bastará con aumentar los alimentos que contienen este mineral (las acelgas y espinacas y las carnes rojas pero eliminando la grasa visible antes de cocinarla).
- Alcachofas. Puede ayudar a metabolizar mejor las grasas y que estas no se acumulen en las arterias en forma de colesterol. Prepáralas en guiso junto con otros vegetales, al horno o hervidas.
- Legumbres en general y soja en particular. Por su contenido en fitoestrógenos (con una acción similar a las hormonas femeninas), hacen que se sobrelleven mejor algunas molestias, en especial los sofocos o la sequedad vaginal.
- Infusiones de salvia. Es otra buena forma de acabar las comidas y contribuye a disminuir los síntomas, entre ellos también esas sofocos.
Alimentos a evitar
Con la idea de que no se aumente de peso, puesto que ahora existe más tendencia, y que no se disparen las cifras de lípidos en la sangre o de tensión arterial es preciso poner freno a determinados alimentos:
- Grasas saturadas. Abusar de los fritos, de los dulces y de la bollería industrial es contraproducente porque, además de aumentar las cifras de colesterol (y se sabe que el riesgo de infarto en la etapa menopáusica se incrementa), lleva a que el cuerpo de la mujer acumule más grasa en la zona media, el abdomen.
- Alcohol, que proporciona calorías vacías (sin nutrientes) y sus azúcares se transforman rápidamente en grasa. El café es otra de las bebidas que conviene moderar (solo uno o dos al día), puesto que puede unirse al sodio de los alimentos y provocar aumento de la tensión arterial. En su lugar, toma una cucharadita de malta.
- Quesos curados o lácteos enteros. Muchas mujeres los toman creyendo que les proporcionan más calcio que los desnatados, pero no es así. Lo que sí contienen es más materia grasa.
- Sodio. Tomado en exceso, el calcio puede desecharse por la orina. Por lo tanto, sé moderada a la hora de salar tus preparaciones. Y moderarte con la sal y con las conservas te vendrá bien para que no aumente tu tensión.
- Salvado crudo. Puede impedir también la absorción del calcio y debilitar tus huesos. En su lugar, para desayunar opta cereales.
- Cimicífuga racemosa. Esta planta puede ayudarte a disminuir la irritabilidad, los sofocos, las palpitaciones o la ansiedad. Consulta con un terapeuta para tomar la dosis adecuada.
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