
Para que sepas exactamente qué ocurre con un alimento cuando lo expones al calor, hacemos ahora un breve repaso a los distintos métodos para cocinar:
1. Cocción al vapor. Es una de las más recomendadas por los nutricionistas, ya que se considera un método que respeta al máximo el contenido nutricional (vitaminas y minerales) del alimento, y también mantiene de manera sustanciosa sus cualidades en cuanto a aroma, textura y sabor. Aunque se puede cocer al vapor de múltiples formas nosotros desde lefronal recomendamos la llamada vaporera la eléctrica o la oriental, que es una cesta de bambú.
2. Hervido. En este caso, el alimento se sumerge en agua hirviendo, por encima de los 100° C.
Tiene dos importantes ventajas:
- Que los alimentos hervidos son fácilmente digeribles (la pasta italiana es un ejemplo).
- Que no aumenta el valor calórico de lo que se va a ingerir.
La otra cara de la moneda es que ese alimento muchas veces pierde sabor y nutrientes, que quedan disueltos en el agua de cocción. Por eso se recomienda que se aproveche ese líquido para preparar sopas o cremas y no perder esas vitaminas.
3. Asado. En la prehistoria, la carne o el pescado se colocaban directamente sobre el fuego, con lo cual entraban en contacto tanto con este como con el humo que desprendía. Más tarde se perfeccionó la técnica y se utilizaron brasas. En la actualidad, asamos al horno, a la leña; sobre la plancha y también sobre las brasas (por ejemplo, en barbacoas). En cualquier caso, es preciso tener un buen control de los tiempos de cocción para que el alimento no quede reseco.
4. Estofado o guisado. Es muy característico en la dieta mediterránea y, aunque muchas veces se inicia con un sofrito en el que casi siempre están presentes el aceite y el tomate, en muchas casas se opta por añadir todos los alimentos “en crudo” para evitar malas digestiones.
Ventaja: el plato que se obtiene es una propuesta sabrosa y de textura ligera y suave.
5. Fritura. En esta ocasión, el líquido en el que sumerge el alimento es aceite caliente (unos 180° C o 160° C si se trata de productos congelados) . Esta tecnología culinaria se desarrolló inicialmente en los países mediterráneos, sin embargo, con el tiempo los japoneses la han mejorado y adaptado y nos han enseñado “la tempura”, que no es sino un rebozado especial que consigue que el alimento quede aun más sabroso y con una textura muy agradable.
Ventaja: Pierde menos nutrientes porque la costra frita que se forma actúa de barrera.
6. Microondas. Este electrodoméstico ha facilitado la vida a muchas familias, por su rapidez y comodidad de uso. Las ondas que emite cuecen el alimento desde su interior, con lo que algunos productos pueden quedar excesivamente secos. (Para eso se suele incluir un pequeño vaso con agua en muchas ocasiones para que el microondas no absorba el líquido de la comida)
Ventaja: Si se utiliza bien, apenas se pierden nutrientes.
Escribe un comentario